Ganadería de Legos en 1752 en valle medio del Valdemenbra

El Catastro de Ensenada fue encomendado por el Rey al riojano Cenón de Somodevilla y Bengoechea, I Marqués de la Ensenada, como paso previo a una fallida reforma fiscal, cuyo propósito era simplificar las complicadas rentas provinciales y sustituirlas por una Única Contribución. Para esto, se debería conocer previamente y de forma universal todos los bienes de los vasallos, sin excepciones, también de los eclesiásticos y de los nobles.

Las averiguaciones, fueron costeadas por el erario público y encomendadas a los Intendentes Provinciales, posteriormente intervendrán en el proceso las Contadurías Provinciales. Los datos se consideran fiables, gracias a cautelas como la comprobación de los datos por peritos, en ocasiones de los pueblos vecinos; la lectura pública de los libros de lo real; o la presencia del párroco del lugar, que aporta los certificados de pagos de diezmos. De las cuarenta preguntas que componían las averiguaciones nosotros vamos a estudiar entre la 18 y la 20 que son las dedicadas a la ganadería.

  • 18. Si hay algún esquilmo en el término, a quien pertenece, qué número de ganado viene al esquileo a él y que utilidad se regula da a su dueño cada año.
  • 19. Si hay colmenas en el término, cuántas y a quien pertenecen.
  • 20. De qué especies de ganado hay en el pueblo y término, excluyendo las mulas de coche y caballos de regalo; y si algún vecino tiene cabaña o yeguada que pasta fuera del término, donde y de qué número de cabezas, explicando el nombre del dueño.



Las averiguaciones en las cuatro villas que nos interesan fueron hechas el 4/12/1752 en el Peral, el 13/12/1752 en Motilla, en Pozoseco fue el 14/1/1752 y por último en Villanueva de la Jara fue el 9/8/1753. Ante todo, comentemos algunos aspectos de estos municipios para comprender y comparar los datos ganaderos; Por superficie y redondeando los datos del Instituto Nacional de Estadística Motilla cuenta con un término municipal de 7.400 hectáreas, El Peral tiene 8.600, Pozoseco  2.000 y Villanueva de la Jara 15.600. Respecto a los vecinos el catastro de la Enseñada nos da una cifra para Motilla de 550, El Peral 170, Pozoseco 81 y para Villanueva de la Jara 635 vecinos y 22 eclesiásticos. Vamos a aclarar que vecinos no es lo mismo que habitantes y que se puede considerar multiplicar a cada vecino por de 4,5 para saber en número de habitantes reales.

Respecto a la pregunta 18 sobre si existe algún esquilmo en el término en lo cuatro pueblos se contestó que no, siendo los vecinos los encargados de esquilar a sus ganados lanares. En esta pregunta se aprovechó para dar el censo de los animales que se encuentran en sus términos. Así podemos observar en la tabla 1 como el ganado ovino se concentra en Villanueva de la Jara y extrañamente El Peral con un término que es la mitad de la Jara sólo tenía 510 ovinos menos que Pozoseco que es 4 veces más pequeño. Otro dato que resalta es que no todos los municipios dieron censo desagregado por edades. Sorprende que declararan sus ovejas como churras, raza muy alejada de la actual Manchega que es la que domina en la actualidad.

Tabla 1 Censo Ovino de Legos

OVEJAS
CORDERA/OS
PRIMAL
CARNEROS
TOTAL
V. Jara
5367
2310
195
230
8.102
Motilla




2.140
Peral
384
78
35
13
510
Pozoseco




720

Esta diferencia, en cuanto al censo ovino, tiene una explicación, si seguimos las averiguaciones en cada termino, podemos ver como la ganadería ovina se fue especializando hacia un sector de negocio distinto en cada uno de ellos. De esta manera, en el Peral y Villanueva de la Jara, existían la denominadas Machadas (rebaños compuestos por ovinos machos) que generalmente se compraban de cegajos (menos de un año) y se vendían tras engordarlos a diente con cerca de dos o incluso más. A este negocio se dedicaban en la Jara José Valero con 400 animales y Marta Piñango con 300. Pero dónde este tipo de ganadería tenía una mayor importancia era en el Peral, destacando Pedro de Zamora Aguilar con 946 animales, seguido de Francisco de Zamora Aguilar 770 y por último Francisco Alarcón con 110. Estos machos debían ser fuertes ya que los trasladaban a pie para el abastecimiento de Madrid.

La cría de ovinos en Villanueva de la Jara presentaba otra variante más, que les distinguía de los demás pueblos, ya que algunos de sus ganaderos tenían dehesas alquiladas para apacentar a sus reses durante la invernada. Así José Valero trashumaba sus hatos en invierno a unas dehesas que tenía arrendadas en Jumilla. Por otro lado, Melchora Valero y Felipe de Arce hacían lo mismo en dehesas de Ricota, Mateo Piñango en Tobarra y Martín Piñango tenía dehesas alquiladas en Tobarra, Quintanar del Rey y Valhermoso.

Los corderos nacidos anualmente eran un cada dos ovejas de vientre, mientras que en Pozoseco se declaran la cifra de dos corderos por oveja de vientre y año (a todo esto, se debía descontar los diezmos). Lo que si estaban todos de acuerdo era en dar 8 años de vida útil al ovino antes de venderlo por viejo. Llama la atención como en Villanueva de la Jara y en el Peral se dejaban corderas para reponer las pérdidas producidas por el extravío y las comidas por los lobos (670 y 16, respectivamente en cada municipio), mientras que en Pozoseco y Motilla no se tenía esa precaución. De hecho, en los gastos de las dos villas afectadas en los gastos de lo común se reflejaban gratificaciones por la caza de lobos.

declaración de Villanueva de la Jara sobre reposición de corderas por muerte por lobos.
La ganadería de caprinos era de menos envergadura, volviendo a destacar entre todos los municipios Villanueva de Jara con 1.287 animales de todas las edades, seguido de Motilla con 300, El Peral con 149 y por último Pozoseco con 90. Las cabras solían venderse de cegajos y su prolificidad anual era de un choto por cabra.

Importante reseñar es que en la Jara encontramos la única industria lechera propiedad de Francisco Ruiz que compraba leche de cabra a Blas García Royo, Benito Toledo y Pedro Burgos por valor de 370 reales a cada uno. Aunque desconocemos su finalidad quesera y nada se dice de queserías ovinas.

Un producto importante en aquella época era la lana, describiéndose en la encuesta su rendimiento por tipo de animal, que varía sospechosamente entre las declaraciones de los pueblos. Así, para obtener una arroba de lana eran necesarias 16 ovejas en Villanueva, 12 en Motilla y tan sólo 10 en Pozoseco y en el Peral.  La producción anual en Villanueva de la Jara fue de 5.367 arrobas de lana menos 536 que se dan al diezmo.

Dentro de la ganadería equina encontramos burros, mulas y caballos utilizados para diferentes finalidades. Su censo por municipios lo podemos observar en la tabla 2.

Tabla 2 censo de equinos por municipios

Yeguas
Potros
Semental
Caballo uso casa
Mulas
Burros
Pollinos
V. Jara
3
2
1
4
124
228
2
Motilla
1



80
600

El Peral
1



No aporta
No aporta
No aporta
Pozoseco
5



48
40
20

Mientras que en Pozoseco los vecinos declaran dedicar los equinos para la agricultura y para el arrastre doméstico, se nota una cierta recría de pollinos y un número de yeguas demasiado elevado para ese municipio, con fines aunque no declarados hacia la remonta productoras de mulas.

Sólo en Villanueva de la Jara un vecino declara tener un rebaño de 21 mulas cerriles que compra con un año y vende con tres (tal vez comprara en Pozoseco), aunque las tenía a diente en tierras de Belmonte.

La actividad que infló los censos de las mulas y las burras fue la concentración de arrieros en dos pueblos. Siendo el más importante Motilla del Palancar en el que habían más de 40 vecinos dedicados a esta actividad, haciendo tanto viajes cortos como largos, llevando generalmente trigo y sal al Reino de Valencia, destacan por el número de animales Francisco Monedero y Alfonso Aparicio con 5 asnos y un mancho, junto con Andrés Leal que con 4 burros y un macho, asignándoles 1500 reales. Detrás de Motilla estaba Villanueva de la Jara donde sólo existían 6 arrieros que llevan trigo y vino a Madrid.


El censo bovino era muy reducido, censándose 4 vacas de vientre entre los cuatro pueblos y 11 bueyes de labor que estaban casi todos en Pozo seco (9). Sabemos que el Peral también había, pero no se especificó su número. Cada bovino tenía una esperanza de vida de 10 años, valiendo un ternero 40 reales, un novillo 100 y un buey o una vaca de 3 años 300 reales. Al final de su vida no se vendían por más de 100 incluyendo el cuero.

Por último, y no menos importante para el sustento de los vecinos estaba el porcino. A las cerdas de cría se les asignaba una producción de 5 a 8 lechones al año (menos el diezmo) con dos partos anuales a un valor de 12-20 reales el lechón según el pueblo. Los cerdos de cebo, que se criaban en las casas durante dos años, se les denominaba cerdos de degüello dándoles un valor de 40 reales. De todos los pueblos, destaca Motilla con un gran número de animales que tal vez eran criados para abastecer a las fondas que allí existan tabla 3.

Tabla 3 Censo del Porcino

Cerdas
Lechones
Cerdos degüello
Todo tipo
V. Jara
25
13
119
157
Motilla



400
El Peral
12
75
55
145
Pozo seco
2

38
40

Cerdos criollos Foto: filialtupacamaru.es.tl
Las abejas constituían otro recurso nada despreciable entre los vecinos de estas villas. Se censaron 400 en Motilla, 294 en la Jara, 211 en el Peral y sólo 47 en Pozo seco. Cada una de ellas producía de miel entre 2 y 3 libras (1,5-2 kg) y la misma cantidad, pero de onzas, en cera. Para el remplazo de las colmenas, los apicultores solían enjambrar una o dos nuevas cada 10 todos los años, a la que tenían que dedicar media onza de cera. Entre los mayores apicultores de la zona se encontraban en Motilla a Fernando García, Diego Briones, y Nicolas Yánez. En el Peral, destacaba Pedro de Zamora Aguilar con 103, seguido de Sebastián de Navalón con 25. En Pozoseco los mayores apicultores era Gines de Enguidanos con 10 y Sebastián Saiz González con 9.

Desgraciadamente en las averiguaciones no se hace mención alguna a las aves de corral, ni tampoco a las agrupaciones raciales existentes en aquella época. Seguramente los animales se parecerían más a la ganaderías criollas de los pueblos hispanoamericanos que a la ganaderías industriales que conocemos en la actualidad.


AUTORES
Sebastián Hernández de Luján

Juliana Toledo Algarra



Bibliografía:
Los distintos expedientes pueden consultarse mediante http://pares.mcu.es/ catastro de la Ensenada

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