El violento villazgo de Rubielos Bajos en 1685
Siguiendo el ejemplo que había marcado el villazgo de Pozoseco
en 1673 y aprovechando que las arcas reales estaban vacías, los vecinos de
Rubielos Bajos en febrero de 1685, mediante una súplica, Felipe López Parreño,
Pedro del Royo y demás vecinos alegan que son de un lugar que fue aldea por
muchos años de Villanueva de la Jara distante de ella una legua, y por esta
causa los vecinos han sufrido muchos agravios y molestias de gobierno en los
repartimientos, contribuciones, derramas y otros géneros de vejaciones que les
han producido una merma en sus caudales que les ha llevado a algunos a dejar
sus casa y haciendas y buscar domicilios en otros lugares. Y deseándose librarse
de tan pesada carga han tomado expediente para eximirse de Villanueva de la
Jara con la gracia y beneplácito de su Majestad. Solicitando se les conceda
media legua de término con dos regidores, un alguacil mayor, otro menor, un
procurador síndico, y un escribano de número, para el Ayuntamiento para el buen
gobierno de la Villa.Rollo de Justicia de Rubielos Altos. Autor SHL
El 3 de febrero, Felipe López Parreño, vecino de la Jara,
morador de Rubielos y al presente residente en la corte, entregó en metálico a
Martín Fernández de Tejada Contador del Consejo de la Cámara 7.000 reales de
vellón. Además, presentó una escritura de obligación ante Juan Parreño
Monteagudo, escribano de San Clemente, en la cual Pedro del Rollo López, Juan
de Sauquillo, Francisco Sancho Piedrabuena, Francisco García Reíllo, D Martín
de Castillejo y Roque Pastor, vecinos de la Jara y moradores de Rubielos Bajos,
en nombre de los demás vecinos se obligaban a pagar a su Majestad cuatro mil
reales de vellón por resto, y a cumplimiento de once mil reales de vellón por
eximirles de la jurisdicción de Villanueva de la Jara, haciéndoles Villa por sí
y sobre sí con jurisdicción civil y criminal alta y baja, declarando que había
una cantidad de 50 vecinos, y que cada uno asumiría a razón de 7.500 maravedís,
y obligándose a pagar el día de Nuestra Señora de agosto los 4.000 reales. Además,
si el día de la posesión se encontraran más vecinos, pagarían a 7.500
maravedíes que habría de tomar Pedro de Velarde, caballero de Santiago.
Con todo ello, el 5 de febrero, el Rey Carlos II firmó en
Madrid la Real Célula de separación de Rubielos Bajos de Villanueva de la Jara.
Unos días más tarde y ante la presencia de Francisco
Sancho, Cristóbal Jareño y Agustín de los Paños, se trasladó el edicto de la
Real Célula a una nueva copia que sería llevada por esos testigos a Rubielos
Altos.
El 15 de febrero en Rubielos Bajos, se encontraba Antonio de
la Peña que actuaba como juez por su Majestad para dar ejecución y cumplimiento
del Villazgo. Así, el juez le mostró las Reales Células al alcalde pedáneo, Pedro
del Royo Ramírez, el cual las besó y las puso sobre su cabeza y las obedeció.
El juez procedió a quitar la vara de justicia al alcalde pedáneo, la retuvo en
señal de posesión, y dijo que se instituía una nueva villa que se llamaría en
adelante Rubielos Bajos, a la cual se le concedió media legua de término por
cada costado. En señal de posesión, el juez nombró por alcalde ordinario a
Pedro Rollo López y a Felipe López, dando a cada uno una vara de mando, por
alguacil mayor nombró a Roque Pastor, por regidores a Miguel Martínez y a Pedro
Medrano, y por procurador síndico general a Francisco Sancho Piedrabuena. Más
tarde, todos juraron sus cargos a Dios y a la cruz. Además, nombraron a Juan
Bautista de Valverde escribano de número de Rubielos Bajos.
Al día siguiente, el juez ordenó que se instalara una horca
en el camino que va a Casas de Simarro, y en el camino que llaman de los Arenales
se puso una picota de madera con un cuchillo de palo en todo lo alto. Como no
existía pregonero en el pueblo se colocó un auto en una de las esquinas de la
plaza pública. Antonio de la Peña mandó que se le notificase el padrón del año
pasado, y ordenó que se hicieran nuevas averiguaciones por los alcaldes para un
nuevo padrón.
De esta manera, el día 17 de febrero, el Juez comisionado
junto con los alcaldes y regidores comenzaron las averiguaciones censales en la
nueva villa visitando casa por casa.
1.
Casa
de Pedro Medrano que era viudo con 6 hijos: Pedro de 25, Gaspar de 20, Pedro de
16, Barbara de 24, Ana de 20 y Catalina de 14 años.
2.
Casa
de Cristóbal Jareño casado con Catalina Gonzalez que tenía 6 hijos: Pedro de 17,
Felipe de 14, Domingo de 19, Francisco de 30, Ginés de 26 y Cristóbal de 22
años.
3.
Casa
de Alonso García casado con María Andrés que tenían 7 hijos: Alonso de 20,
María de 16, Alonso de 6, Isabel de 14, Ana Martínez de 13, María de 10 y Ana
de 8 años.
4.
Casa
de Ana de las Heras Viuda de Miguel de Gabaldón con sus hijos: Antonio de 17 y
Miguel de 12 años.
5.
Casa
de Marcos Marchante casado con Bárbara García y su hija María de 3 años.
6.
Casa
de Juan Fernández casado con María Jiménez tenían dos hijos: Miguel de 4 y
Bárbara de 2 años.
7.
Casa
de Juan de Poveda casado con María Sáez: sus hijos eran María de 11 y Barbara
de 7 años.
8.
Casa
de Ana López, viuda de Tomás Escribano, y sus hijos: Pedro de 15, otro Pedro de
8, Catalina de 11 y María de 10 años.
9.
Casa
de Blas de la Osa casado con María Escribano: sus hijos María de 10 y Teresa de
3 años.
10. Casa de Juan de Sahuquillo casado con
Ana de Mondéjar tenían dos hijos: Martín de 25 y Ana García de 22 años.
11. Casa de Antonio Lucas casado con
Isabel de Piqueras tenían una hija llamada Melchora de 1 año.
12. Casa de Tomas Benítez casado con
María Ramírez: sus hijos Francisco de 17, Inés de 15, Pedro de 12 y Catalina de
23 años.
13. Casa de Catalina de Monteagudo, viuda
de Pedro del Rollo Castillejo, tenían dos hijas: María de 22 y Ana de 18 años.
14. Casa de Miguel Navarro casado con
María López, sin hijos.
15. Casa de María López viuda de Melchor,
sin hijos.
16. Casa de Felipe de Ruescas casado con
Polonia del Castillo tenían dos hijos: Mateo de 22 y Gregorio de 18.
17. Casa de Catalina Ruipérez, viuda de
Pedro del Royo, tenían 4 hijos: Pedro de 12, otro Pedro 10, Francisco 9 y Juana
de 8 años.
18. Casa de Alonso García casado con
Catalina García, con tres hijos: Ambrosio de 6, Pedro de 1 y María de 4 años.
19. Casa de Martín Fernández casado con
Antonia López, con una hija llamada Juliana de 12 años.
20. Casa de Antón Pastor casado con Lucia
Cambronera, tenían dos hijas: Juana de 4 y Catalina 2 años.
21. Casa de Juan Fernández casado con
Juana González, con dos hijos: Alonso de 18 y Pedro de 15 años.
22. Casa de Francisco Sancho Piedrabuena
casado con Doña Melchora de los Paños y Salcedo, sin hijos.
23. Casa de Bernabé García casado con Ana,
con dos hijos: Benito de 21 y Bernabé de 10 años.
24. Casa de Juan Rabadán casado con María
López, con una hija llamada Quiteria de 12 años.
25. Casa de Ambrosio García, viudo, tenía
dos hijos: Juan de 22 y María de 20 años.
26. Casa de Gaspar Prieto, el mayor,
viudo con su hija María de 22 años.
27. Casa de Francisco García casado con
Quiteria López, sin hijos.
28. Casa de Alonso García casado con
Catalina Risueña, tenían un hijo llamado Mateo de 1 año.
29. Casa de Roque Pastor casado con María
Martínez, con dos hijos: Francisco de 5 años y Juan de meses.
30. Casa de Gaspar Prieto, el menor,
casado con Juana Lozano, con un hijo llamado Gaspar de 3 años.
31. Casa de Francisco Jareño casado con
Catalina Peralta, con 3 hijos: Catalina de 8, Cristóbal de 5 y María de 2 años.
32. Casa de Juan Martín Castillejo casado
con Mariana Pozoseco, con su hijo Pedro de 1 año.
33. Casa de Francisco García casado con
María Serrano, con sus hijas: María de 10, María de 7 y Francisca de 3 años.
34. Casa de Miguel Martínez casado con
Catalina Belena, tenían 3 hijos: Alonso de 24, Miguel de 22 y Ana de 23 años.
35. Casa de Pedro del Royo Ramírez, viudo,
con su hija Catalina de 24 años.
36. Casa de Felipe López casado con Ana
López, tenían nueve hijos: Francisco de 15, Antonio de 7, Felipe de 4, Isabel
de 20, Ana de 12, Antonia de 10, Ana de 8, María de 6 y Catalina de 13 años.
37. Casa de Bartolomé Martinez casado con
Francisca Martínez, con cuatro hijos: Bartolomé de 20, Pedro de 10, Inés de 6 e
Isabel de 12 años.
38. Casa de Ginés Royo, el menor, casado
con María Pareja, no tenían hijos.
39. Casa de Ginés Royo, el mayor, casado
con Ana Martínez, que tenían 2 hijas: María de 4 y María de 3 años.
40. Casa de Miguel de Valencia casado con
Catalina, tenían 3 hijos: Ginés de 20, Pedro de 19 y Ana de 22 años.
41. Casa de Francisco Martínez casado con
Ana López, sin hijos.
42. Casa de Miguel Fernández casado con
Barbara de Villena, con 5 hijos: Barbara de 17, otra Bárbara de 14, Juan de 9,
Ana de 6 y Miguel de 2 años.
43. Casa del Licenciado Andrés Simarro,
teniente cura de la parroquia de la villa, que tenía por criada a María de
Ruesca, soltera.
44. Casa de Alonso Ruipérez Mozo Soltero,
sin criados.
45. Casa de Doña Esperanza, viuda de Don
Juan de Cuevas, tuvieron cuatro hijos: Don Diego de 12, Don Juan de 6, Doña
María de 13 y Doña Isabel de 8 años.
46. Casa de Alonso Martínez, mozo soltero
sin criados.
47. Casa de Pedro López, mozo soltero sin
criados.
48. Casa de Doña María García, doncella
sin criados.
49. Casa de Pedro Solera casado con Ana Martínez,
sin hijos.
Al día siguiente, el juez empezó a preparar los trámites
necesarios para realizar el apeo de la media legua de término de la nueva villa,
por lo que solicitó al Ayuntamiento se nombrara un medidor-partidor. El consistorio
decidió nombrar a Francisco Pardo, vecino del lugar de Casa Simarra, y como
azadoneros a Francisco García, Alonso García, Antón Pastor y Pedro López. El
mismo día, Antonio de la Peña requirió mediante auto a las autoridades de Villanueva
de la Jara para que estuvieran presentes en el apeo.
Mientras tanto, desde Villanueva de la Jara, Don Carlos
Francisco de Espinosa y Mora, procurador síndico por el estado noble, manda un
oficio a Antonio de la Peña diciendo que son más de 700 vecinos sin muchos
eclesiásticos y que existen cuatro conventos, con muchas cargas y censos por
aquellos parajes. Y que los campos cerca de Villanueva son cortos de leñas y
muy adehesados, por lo que para el abastecimiento de leñas se recurre a los
montes que están en Rubielos. Además, en ese lugar viven tan solo 38 vecinos y
no les corresponde tanto término.
El día 21 de febrero, en Rubielos Bajos, el Juez junto con el
Consistorio en pleno y el Medidor, se encontraban en la plaza de la villa para
empezar a medir la media legua de coto redondo concedida, cuando al salir de la
última casa del pueblo vieron como el Corregidor de la Jara a caballo, junto
con el licenciado José Navarro, que portaba una vara de justicia en una mano y
en la otra un bastón con su manilla de plata blanca, acompañados éstos de
Benito Oñate, Carlos de Espinosa, Pedro Martínez Ortega, José Gámiz, Martín del Cañavate y otros muchos vecinos Jareños, todos ellos portaban todo tipo de
armas para impedirles el paso de forma violenta.
En ese momento, el Juez procedió a leer el Mandato Real con
sus funciones, el Edicto con la concesión de la nueva villa, y la advertencia que
la pena por impedir el amojonamiento era de quinientos ducados. Las hostilidades
no cesaban, y el ambiente se caldeó por momentos, lo que obligó a Antonio de la
Peña a suspender el acto para impedir un seguro derramamiento de sangre.Ayuntamiento de Rubielos Bajos. Autor SHL
Con prisas, el Juez, el Medidor y algunos otros, se vieron en
la necesidad de refugiarse en la casa del cura. Mientras, Pedro López Royo,
alcalde ordinario, para defender su vida y la de sus convecinos, salió de la
casa con una espada desenvainada hacia el Corregidor de la Jara. Éste último,
al ver que Pedro se abalanzaba hacia él, empezó a vocear “A mí los de Villanueva”,
y gran número de vecinos Jareños acudieron encarando sus escopetas y demás
armas de fuego contra el otro alcalde. Mientras tanto, en casa del cura Andrés
Simarro Piedrabuena, algunos Jareños como Don Carlos de Espinosa, el Corregidor
y otros, entraron con escopetas impidiendo que los que estaban dentro salieran
y los de fuera entraran. Espinosa empezó a disparar al techo reclamando los
papeles que llevaba el Juez y los Autos de Villazgo. En un momento de descuido,
el Medidor que estaba dentro se marchó por la puerta falsa saltando la tapia de
la calle que viene de Villanueva al molino del Picazo. Lo vió Benito López,
regidor de Villanueva, que le requirió los papeles, y el testigo dijo que no llevaba
ninguno. Más tarde, llegó Pedro Rodríguez, vecino de la Jara, y lo prendió
preso atándolo por una de las piernas hasta que el alguacil del Corregidor dejó
que se marchara a casa. Se escucharon en aquella casa golpes contra puertas y
muchas palabras indecentes, gritando que “A ese cura le era bueno llevarlo
con una cadena al cuello”. Al parecer consiguieron su propósito los Jareños
al llevarse el privilegio de villazgo y otros autos. El gentío exaltado y
armado se quedó en Rubielos, hiriendo a dos vecinos en la cabeza, y arcabuceando
a Felipe López en casa de un vecino. Llegaron a capturar a dos vecinos que
estaban trabajando en sus haciendas y los llevaron presos a Villanueva de la Jara,
diciendo que harían lo mismo con todos. Las fechorías incluyeron la quema de la
picota.
El Juez tomó declaración a algunos vecinos de Rubielos y al Medidor,
para dejar constancia de lo acontecido. Determinando que los cabecillas de la
revuelta fueron: el Corregidor, Don Martín del Cañavate, Don Carlos de Espinosa,
Don Pedro Martínez Ortega, Don Antonio de la Motilla, escribano de número de la
villa y actual regidor, Don Felipe Valera, Don Juan y Don Pablo de Espinosa, Don
Rodrigo de Cisneros y Benito López, el menor.
El día 22 de febrero, el Juez mandó los autos e informes con
lo sucedido a consulta a su Majestad y a su Real Consejo de Castilla.
Seguramente, tras recibir instrucciones, Antonio de la Peña
entrevistó a los vecinos de Rubielos acerca de los límites de la media legua
concedida. Tras 3 días de interrogatorios, el 4 de marzo a las 8 de la mañana,
se juntaron los alcaldes y los azadoneros Antón Pastor, Francisco García, Ginés
Royo, Gaspar Prieto, y Pedro López que empezaron a mojonar el término. Así,
pusieron el primer mojón donde se aparta el camino de la Jara al puente de San Benito.
El segundo, en el Pino del Comendador y desde allí al abajo del Caquito. Otro,
en el corral de Bernal y de allí al camino de Rubielos Altos, donde se divide
la mojonera de Alarcón a linde con el majuelo de Sebastián Saiz de Rubielos Altos,
en el haza de Mateo López, vecino de Rubielos Altos. Mas tarde, pusieron otro
en el cerro de Gómez que era del licenciado Andrés Simarro. Desde allí fueron a
la calera de Juan Pastor, y de allí a un haza patronato de Damián de Enguídanos.
Desde allí corriendo por la mojonera de Alarcón a orilla del río Júcar. También
pusieron otro en medio del carrascal de Enguídanos, y otro en la encrucijada de
los caminos que van desde el molino del Picazo a Rubielos Altos y el camino que
baja desde Casa Simarro a la casa de Enguídanos. Y así prosiguieron colocando
mojones hasta cerrar el coto redondo alrededor del pueblo.
Por supuesto el proceso de Apeo de Rubielos Bajos devino en
un largo y costoso proceso judicial que duraría más de 100 años. Así sabemos, que
la villa seguía manteniendo un pleito con Rubielos Bajos en grado de
suplicación en la Chancillería de Granada sobre términos y jurisdicción, y que
el 3 de abril de 1784, en el ayuntamiento de Villanueva de la Jara, estando
presentes Don Manuel de Alarcón Pando, regidor decano y alférez mayor perpetuo
de la villa, Don Francisco de Portillo Carcajona, regidor procurador, el licenciado
Don Blas Antonio de Zamora Aguilar, abogado, Don Ignacio José de Peralta, Don Pedro
de Cañavate de la Cueva y Don Juan Fernando Saavedra como Regidores perpetuos
de la villa, y Don Francisco de Argandoña y Muñoz, síndico por sí y en nombre
de los demás vecinos, dieron poder a Domingo Serrano Roque Torrejón, para que buscara
en las respectivas escribanías de la Cámara, desde el año de 1685 hasta el 1687,
la posesión del privilegio de villazgo que formó el juez de la comisión en 1685.
Autores
Sebastián Hernández de Luján
Juliana Toledo Algarra
Bibliografía
AHN. La villa de Villanueva de la Jara con el lugar de
Rubielos sobre exención. Cuenca. Signatura: CONSEJOS,28434,Exp.8.
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