PLEITO DE LAS COMEDIAS EN GABALDÓN 1675

                                   PLEITO COMEDIAS GABALDÓN

 En Cuenca a 6 agosto 1675 el Dr. D. Alonso Cano de Ludeña, fiscal general de este obispado digo que los presbíteros de la villa de Gabaldón:

  - Lcdo Francisco Moreno

  - Félix Zorrilla

  - Antonio Armero

  - Juan Palmero Cortinas

Faltando a la obligación del estado que profesan, debiendo quietar las enemistades y disturbios que se originan entre los vecinos de dicha villa, procuran incitarlos, ocasionando pendencias y buscar motivos para que se perturbe la paz y quietud de la república. Como lo ejecutaron el día de la infra octava del Corpus de este año, que estando toda la villa puestos cada uno en sus asientos en la plaza pública, para oír las comedias que se hacen para la celebración de la fiesta.   Salieron y en público intentaron preferirse en los asientos de la justicia real de ella, intentando quitarlos de los que tenían tomados, amenazándoles que si no los ejecutaban no se había de proceder adelante en la representación. De que se originó grave nota y escándalo ante los que se hallaron presentes, y de no haberse portado dicha justicia con tanta cordura, reconociendo que eran eclesiásticos, hubieran sucedido muchas desgracias y embarazos de mayor consecuencia. Y el dicho Juan Palmero, solo porque las aves de un pobre hombre habían entrado en un cebadal de su padre, salió con un arcabuz y se las mato a escopetazos. Y los dichos Félix Zorrilla y Antonio Armero, sobre haber perdido un partido de tirar la barra, con un mozo de Solera, movieron una pendencia con él y le maltrataron de obra y de palabras, y porque Antonio López, vecino del Campillo procuro reportarlos, lo maltrataron de obra y palabra, hiriéndolo en la cara, de que salió sangre. En todo lo cual han cometido delitos dignos de ejemplar castigo, y porque se ejecutase en sus personas y bienes, suplico a Vm. se sirva de administrar esta querella, en la parte que baste, y dar su comisión en bastante forma a ministros de este tribunal, para que vayan a la dicha villa, y por su tenor reciban información sumaria y resultando culpados los citen, para que dentro de un breve termino acudan a esta ciudad y paguen en la cárcel de la corona.

 

 TESTIGOS

- Antonio Armero Lucas de 80 años y notario apostólico

Dice que el 16 junio de este año, en el que se celebraba la infraoctava del Corpus en esta villa, estando sentados en su banco, según costumbre en ella, Pedro Herraiz Gabaldón y Diego Martínez alcaldes ordinarios y los regidores y demás personas y oficiales del ayuntamiento, llegaron los Lcdos. Francisco Moreno, Félix Zorrilla, Antonio Armero y Juan Palmero presbíteros de esta villa, y con muchos votos y alboroto, les dijeron que se quitasen de aquel banco que estaban, que ellos se habían de poner en él, para oír las comedias, y que, si no, no se habían de representar. A lo cual respondieron los dichos alcaldes, que ellos por ellos, no tenían aquel puesto, si no por las varas que tenían. Y los dichos clérigos dispusieron no se representase las comedias, como no se hizo, de que siguió mucho escándalo y nota en la villa. Así por los muchos juramentos que echaban los dichos clérigos, en especial el Lcdo. Antonio Armero, diciendo que votando a Cristo que en la villa no había más mando que él, y que si quería se representaría, y si no, no se haría.

www.turismocastillalamancha

A lo cual le aludió el Lcdo. Juan Zamora, cura de dicha villa, tío del Lcdo. Armero, que así mismo hizo muchos votos, diciendo que su sobrino había dicho muy bien. Y que no se había de hacer en la villa más que lo que su sobrino y él mandasen, que eran dueños de ella. Diciendo a los alcaldes muchas palabras descompuestas, entre las que fue, que había habido otras mejoras alcaldes que ellos. Y a no tener tanta cordura los alcaldes se hubieran perdido. De lo que se ha seguido mucho escándalo, disgustos y enemistades entre los vecinos. Y sabe qué hace 3 meses, poco más o menos, que, estando unas aves de Diego García en un cebadal de Gil Palmero, padre del Lcdo. Juan Palmero, salió dicho clérigo con un arcabuz y se las mato. Y el día 27 julio de este año. estando tirando a barra Félix Zorrilla y Antonio Armero presbíteros, con Julián de Lope vecino de Solera, habiéndoles ganado hubo pendencia.

 

- Martín López vecino de Solera y de 20 años, no aportó datos nuevos.

 

- Tomás Rodríguez, vecino de esta villa de 54 años, aporta los datos nuevos siguientes. El Lcdo. Antonio Armero dijo que el había de mandar, por haberlo hecho así sus antecesores. Y la reyerta del Lcdo Armero con un mozo de Solera, este testigo le pregunto que si hubiese matado aquel hombre como quedaría, y respondió que a la mañana habría de decir misa si lo hubiese hecho, aunque se fuera a los infiernos.

 

- Juan López de 46 años de edad, dicen que estando en casa de Bernardo García para oír las comedias escucho muchas voces y escándalo.

 

- Francisco Gabaldón de 36 años.

 

- Diego Gabaldón Herraiz de 46 años, dice que los alcaldes respondieron que por ellos se levantarían con mucho gusto, pero que no podían dejar su asiento por la jurisdicción real que tenían y estaban administrando.

 

- Juan Palmero Lucas Gabaldón de 23 años, dice que estando este testigo en el vestuario para representar las comedias que tenían estudiadas, oyó muchas voces. Que los alcaldes dijeron que a no tener las varas de justicia en las manos se levantarían, para que los dichos clérigos se sentaran, pero que por el oficio que ejercían era preciso tener aquel puesto, que era costumbre. El Lcdo. Antonio Armero respondió, que él y sus antepasados habían mandado siempre en esta villa, y que si no se levantaban y dejaban el asiento no se representarían las comedias, como de hecho se hizo.

- Cristóbal Moreno Gabaldón de 54 años.

- Pedro García Castellano de 33 años.

- Domingo López de 38 años, dice que el Lcdo Armero le quito un puñal que tenía en la cinta, y se lo hizo pedazos, sin darle este testigo ocasión para ello. Y que estando el Lcdo Armero porfiando por quebrar el puñal, le dijo este testigo 2 ó 3 veces que lo dejase, y le contesto que no quería. Que lo haría pedazos y que le daría 200.000 refriegas, replicando este testigo con mucha compostura que no se las daría, replicando que si él quería se las daría. Y este testigo se fue a su casa, en la cual estuvo mucho tiempo mientras se quietaban dichos clérigos. Y el Lcdo Félix Zorrilla sin darle motivo, le dijo a este testigo con mucha cólera y echando algunos juramentos que se había de acordar algún día, y preguntado porque causa, le contesto que ya lo vería algún día, dándose muchos golpes en los pechos. Y este testigo por excusar embarazos se volvió a sus casa.

 

En la villa de Gabaldón a 12 agosto 1675 el Lcdo D. Ambrosio de Salazar juez, usando de la comisión que tiene aceptada, dijo que a su merced se le ha dado noticia que los clérigos combinados en la querella, andan diciendo que los testigos no depongan en la información sumaria en que su merced procede contra ellos. Por lo cual mandaba y mando se les notifique en virtud de santa obediencia y pena de excomunión y de 50 ducados aplicados para obras pías de este obispado. No salgan de sus casas si no es para oficiar el sacrificio de la misa y vuelvan a sus casas.

 

- Agustín García Gabaldón de 54 años.

- Juan Martínez de 65 años. 

- Pedro García Castellano Gabaldón de 40 años. 

- Ana Martínez mujer de Pedro Carretero de 25 años. 

- Antonio Martínez de 26 años. 

Tras la declaración de los testigos se manada a los dichos clérigos en virtud de santa obediencia, que dentro de 6 días parezcan en la ciudad de Cuenca y si no lo cumplen se aplicar sentencia de excomunión. 

- Juan Palmero Chavarrias de 40 años, presbítero de Gabaldón, ordenado a título de patrimonio. Dice que los demandados se sentaron en un banco que había puesto donde daba mucho sol, estando asentados la justicia y el cura de esta villa y otros 2 sacerdotes viejos que hay en dicha villa. Y viendo se tardaba en salir a representar, el Lcdo. Armero dijo se fuesen a su casa a refrescarse, como en efecto se fueron. Y volviendo a sentarse en el mismo banco, vieron lo habían mudado más de 6 pasos de donde lo habían dejado. Y viendo donde lo habían mudado no podían oír, y estar desacomodados por el sol que les daba, dispusieron el no ver la comedia, aunque primero anduvieron todos 4 con el banco por detrás de toda la gente, por si de cortesía la justicia u otros del ayuntamiento les querían hacer lugar, como sacerdotes para que estuviesen en parte decente. Y viendo que no lo hacían, dispusieron irse, y a este tiempo algunos de los comediantes diciendo a este confesante y a los demás que si se iban no habían de representar. Y a este tiempo Julián de Salazar regidor, dichos a los dichos clérigos que viesen la comedia donde quisiesen, que se pusiese el banco donde se pudiese, y los demás del ayuntamiento vendrían en ello. Este testigo les rogo hiciesen la comedia, que ellos no la querían ver, y se fueron a la casa del Lcdo Zamora, donde estuvieron en conversación, hasta que se acabó la comedia. Preguntándoles el Lcdo Zamora como no habían asistido a las comedias, le dijeron que por causa de haberse mudado el banco, donde lo había puesto la justicia y estar con descomodidad y al sol, que tenían determinación de irse a las fiestas del Campillo. Y el dicho cura respondió que no hiciesen tal, que él lo ajustaría con la justicia para que estuviesen en el puesto decente que pide su estado, con que no prosiguieran el irse al Campillo. Y el domingo que sigue de la infraoctava del Corpus, dicho cura hablo con Pedro Herraiz Gabaldón, uno de los alcaldes y el más anciano, y entre ambos convinieron la forma que se había de dar a los asientos. Que era hacer cabeza en un banco el dicho alcalde por ser más anciano, y seguido su compañero y los demás del ayuntamiento, corrido por la mano derecha. Y en otro banco haciendo cabeza el cura a la mano izquierda, siguiéndole los sacerdotes según sus antigüedades. Y después de la procesión que se hace en vísperas, para asegurar más lo pactado, dicho cura en la sacristía de la iglesia les dijo a este confesante y a los demás sacerdotes referidos, se saliesen hacia la plaza, porque tenía que hablar con los alcaldes, y se salieron. Y el dicho cura llamo a los alcaldes y confirieron lo que se había tratado, y Diego Mtnez así mismo alcalde, no quiso convenir en lo que se había tratado, saliendo dicho alcalde de la iglesia con alguna desazón, y se fue a su casa. Y habiendo salido dicho cura, Pedro Herraiz y otras persona de dicha iglesia a la plaza para oír la comedia, y reconociendo no estaba en ella Diego Mtnez, alcalde, y teniendo noticia se había ido a su casa, llego Juan Francisco Zorrilla y le dijo a Pedro Herraiz Gabaldón, alcalde, si gustaba fuesen a casa del dicho Diego Mtnez, para que se ajustase a lo que estaba tratado y pactado, y que no hubiese disecciones y se hiciese la comedia con toda quietud. Y en efecto fueron a su casa y lo trajeron al parecer convencido en lo que se había propuesto. Y al tiempo de llegar sentarse dicho alcalde volvió a insistir que no habían de sentarse los clérigos como estaba dispuesto, y como siempre se había hecho.

 

A este tiempo las personas que habían de representar salieron al tablado, diciendo que si no se convenían a que los sacerdotes se sentasen en su banco, como siempre se habían sentado y como pedía su estado, no habían de representar. Y porque no hubiese mayores inconvenientes se fueron a sus casas sin ver representar. Y no es verdad que los clérigos fuesen causa para que no se representase, y menos que echasen juramentos, ni tuviesen disgusto alguno con la justicia.

 

Con el incidente de las aves, dice que Gil Palmero Chavarria padre de este confesante, todos los años siembra un haza de cebada donde llaman la Chaquilla, y al tiempo de sembrarla como cuando esta granada, hacen mucho daño las aves de los vecinos que viven cerca de dicha haza. Y habiendo percibido muchas veces este confesante a Catalina Tendera mujer de Diego García, así este año como los antecedentes, el que procurase recoger sus aves, que no entransen a hacer daño en la cebada, no lo pudo conseguir este confesante antes bien continuaba en hacer daño en ella. Y una mañana pasando este confesante por el haza, vio estaban en ella 40 aves poco más o menos, y las echo fuera estando viéndolo la dicha Catalina Tendera, y este confesante le dijo, es posible Catalina que esto no tenga remedio y que se haga tanto daño en la cebada. Y respondió que no las podía tener atadas, y que hiciese lo que quisiese, y visto este confesante que no tenía remedio ni enmienda en el daño que hacían. Y que la dicha Catalina Tendera las veía por mañana y por tarde estar en dicha cebada, sin darse por entendida de nada, este confesante le dijo que si otro día topaba las aves en la cebada, las había de matar con una escopeta, y le contesto que hiciese lo que quisiese. Otro día por la mañana envió este confesante un criado de su casa, llamado Roque Saiz, para que reconociese si había algunas aves en la cebada, le dijo había más de 20 y Catalina Tendera estaba en su puerta viendo el daño que hacían sin remediarlo. Fue este confesante con una escopeta bajo de su capa, disparo un tiro y mato una gallina, y se la entregó a la susodicha que estaba en su puerta sentada hilando, diciéndole esta gallina he muerto, si es de Vm tómela y si no déjela arreglada fuera que disponga de ella. Pues no tiene remedio que se guarde mi cebada de otra manera, pues tantas veces lo he pedido y suplicado, con que este confesante se volvió a su casa y no paso otra cosa.

 

Cuenca 24 septiembre 1675 testigo Lcdo. Antonio Armero, presbítero de 40 años, ordenado a título de patrimonio. Dice que se sentaron en un banco, y como tardaban las comedias se fueron a su casa pro ser la más cercana, para refrescarse. Cuando volvieron les habían mudado el banco y lo habían puesto al sol y en parte donde se oía muy poco la comedia. Y este testigo y el Lcdo Palmero cogieron el banco y lo llevaron hacia el olmo, juzgando que la justicia les mandaría a los que estaban por allí lo dejaran poner. Y reconociendo que la justicia no hablaba palabra y que están al sol y en parte desacomodada, dejaron el banco y se entraron en el vestuario. Y viéndolos las personas que había de representar y Julián de Salazar, mayordomo de las fiestas, les dijeron que no habían de representar si no les daban puesto decente. Y este confesante y los demás les pidieron encarecidamente a los que representaban, que hicieran su comedia porque no hubiese discordias. Y decidieron irse a ver las fiestas a la villa del Campillo, y habiendo tenido noticia el Lcdo. D. Juan Zamora, les dijo no sería razón que tal día faltasen los sacerdotes que él lo acomodaría con la justicia. Hablo con Pedro Herraiz y dispusieron los asientos, haciendo rayas donde habían de estar. Y el día de la infraoptava habiéndose acabado la procesión, Juan Zamora hablo con los alcaldes para disponer los bancos, y Diego Mtnez no acepto.

 

Sobre el partido de barra, dijo que habiendo ajustado el Lcdo. Félix Zorrilla un partido de tirar a la barra con un vecino de Solera, sobre si había de medir a lo largo o de travieso, que el premio era 2 r. hubo algunas desazones, y por quitarles diferencias saco este confesante los 2 r. para dárselos al de Solera que tiraba. Y no los quiso recibir, y solo tuvieron entre ellos algunas palabras y amenazas. Y a este tiempo el dicho Antonio López vecino de Campillo se asió con el Lcdo Félix Zorrilla y le empezó a dar golpes y puntillazos, y Domingo López su amo vecino de Gabaldón hecho mano a un puñal para darle al dicho Lcdo. Félix Zorrilla, y este confesante poniendo paz, le dijo a Domingo López que se quitase, y viendo la resistencia que hacia este confesante le quito el puñal, porque no sucediese alguna desgracia, y lo doblo juntando la punta con el puño, y se lo torno a llevar el dicho Domingo López. Y se asió con el Lcdo Zorrilla y le daba golpes en las espaldas, y luego acudieron algunas gentes y se apaciguo la pesadumbre. Y de no hallarse presente este confesante matarían al Lcdo. Zorrilla, o lo hirieran muy mal. El cual le dijo al día siguiente a este confesante como tenía 2 piquetes junto los riñones, que se los había dado Domingo López.

 

 

Confesión de Lcdo Félix Zorrilla de 23 años, ordenado a título de capellanía laical, que pide residencia en la villa de Gabaldón para cumplir misas y cargas. Dice que los comediantes dijeron que no representarían si no estaban los sacerdotes, y el Lcdo Antonio Armero llego al alcalde Diego Mtnez y le dijo, escuche Vm lo que dicen los comediantes, a que le respondió que no quería escucharlo. Y este confesante llego con mucha cortesía, diciéndole sr alcalde escuche Vm al Lcdo Armero, que es sacerdote y cuando este en el altar diciendo misa representa a Jesucristo. Respondió levantando la vara, que no había más cristo que aquella vara, estando muy ciego de colera. Después llego el Lcdo Chavarria y le dijo dicho alcalde que le escuchase y no se cegase de tal suerte, y respondió que no quería. Y visto lo terrible que estaba dicho alcalde, trataron de irse y se fueron los representantes y no hubo comedia.

 

Respecto al episodio de tiro de barra, dijo que este confesante que orilla del lugar y un mozo de Solera tirando a la barra. Pedro Ortega Rodríguez dijo había de medir la barra, y que este confesante le había de dar 1 de ventaja, juzgando Pedro Ortega era de chanza todo. Empezó a tirar el mozo de Solera y tiro después este confesante, sobre el medir la barra se empezó alborotar el mozo de Solera, y diciéndole este confesante que no se quería meter en ello, empezó a echar juramentos y dar voces, a lo que llego Antonio López criado de Domingo López en compañía de su amo. Y diciendo este confesante a Antonio López que aquello era una chanza y no importaba nada, ni había disgusto ni pesadumbres, que se fuese con dios. Y sin darle esta causa alguna ni a Antonio López ni a Domingo López, se asieron a este confesante con un puñal el amo y el criado con un canto, y empezaron aporrearle y maltratarle. A esto llego el Lcdo Antonio Armero y le quito el puñal a Domingo López, el cual de algunos golpes que le dio con él, le hizo 2 heridas en el lado derecho encima de los riñones, y a no hallarse el Lcdo Armero y otras personas matarían a este confesante o le hirieran muy mal.

  

                                                    SENTENCIA

Amonestamos a los Lcdo. Antonio Armero, Juan Palmero, Francisco Moreno y Félix Zorrilla que, de aquí en adelante de la pronunciación y notificación de esta sentencia, sean compuestos en el hablar, sin dar ocasión a pendencia ni disgusto alguno. Y se abstengan de concurso públicos de donde puedan resultar, como sucedió en la comedia que se había de representar en la plaza pública. Porque han sido acusados y en todo guarden lo dispuesto, con apercibimiento que contraviniendo a ello serán gravemente castigados. Los condenamos a 4.000 mr cada uno, 1.000 para la cámara del obispo. Antonio Armero y Félix Zorrilla que de aquí en adelante no se mezclen con seglares en juegos profanos y se porten con decencia que pide su estado.

 

Autores

Juliana Toledo Algarra

Sebastián Hernández de Luján

 

Bibliografía

Archivo Diocesano de Cuenca. Curia Episcopal. Expediente 1050/1

Comentarios